Recién al despertarme me di cuenta, que ya habías partido sin mi beso, que tal vez no quisiste despertarme, para dejarme descansar, tan solo eso.
Sentí que el agua tibia despertaba mi cuerpo conectado aun con la cama, volví a renacer con la alegría contagiosa y penetrante de las gotas que me cantaban que la vida me llamaba.
Me vestí presurosa con la idea de conectarme con la lucha cotidiana, bien armada y con grandes esperanzas de conquistar el mundo esa mañana
Abrí, el puesto de flores canturreando la música de mi radio favorita mientras hacia lucir todas las flores, gardenias, rosas, gladiolos, margaritas.
Salude al dueño del bar de aquella esquina, a comerciantes que abrían las persianas, a los que toman el bus de la parada, los que sacan al perro bien temprano y a las muchachas que trabajan de mucamas
Un día más, las ventas fueron buenas. Volví a mi casa apretando el monedero, sabiendo que el apuro me llevaba a cobrarme ese beso, aquel primero.